Los antibióticos son medicamentos que actúan sobre las bacterias destruyendo a las mismas, sin tomar en cuenta cuales son nocivas y cuales son beneficiosas para el organismo.
Como su nombre lo indica, tiene una acción contra (anti) los organismos vivos (bióticos), la flora microbiana es la población presente en las mucosas del ser humano.
Bien sea en mucosas digestivas, respiratorias o en las urogenitales y que se encuentran en el cuerpo en mayor número que las células y son responsables de la salud.
Estas contribuyen a mantener la inmunidad y una buena salud digestiva, por lo que cuando se toman antibióticos se está alterando la microbiota por lo que se disminuye la inmunidad y facilitando posteriores recaídas en infecciones.
La destrucción de las células benignas generalmente dan paso a e crecimiento de cepas generalmente patógenas y que son más resistentes.
Cuando es este el caso, se manifiestan con diarreas, estreñimiento, disminución de la absorción de nutrientes e incluso la pérdida del apetito generalmente en los niños.
Al desaparecer la flora microbiana en la mucosa oral, vaginal o esofágica pueden aparecer hongos, frecuentemente cándidas.
Los efectos de los antibióticos van a depender del tipo que se esté tomando, porque si son de amplio espectro, son capaces de eliminar más bacterias.
Para evitar estas complicaciones lo que se recomienda es acompañar la toma de antibióticos, que siempre debe estar indicado por un profesional de la salud.
Los probióticos como sabemos son organismos vivos, cepas seleccionadas y adecuadas para la mucosa agredida, con el objetivo de reparar la destrucción que produce el medicamento.
Existen muchos estudios que avalan los beneficios del uso de probióticos, en los niños y los adultos, al disminuir de manera importante los efectos de los antibióticos.
Diferencia entre probióticos y antibióticos
Los antibióticos son un conjunto de sustancias diseñadas o extraídas de la naturaleza para lograr combatir a microorganismos patógenos que afectan la salud de las personas, en muchos casos padecimientos que pueden ser graves.
La administración de los antibióticos corresponde a un periodo específico en el cual se logra alcanzar una concentración suficiente de los mismos en la sangre y así logran acabar con las infecciones.
Sin embargo, son sustancias que son concentradas y muy potentes, que al ser tomadas de manera discriminada y sin supervisión de un médico puede volverse perjudicial para la salud.
Mientras que los probióticos se trata de una serie de bacterias o microorganismos que se pueden encontrar en algunos alimentos y en la actualidad en suplementos alimenticios y que son capaces de modificar la biota intestinal.
Los probióticos no tienen un efecto inmediato en la salud ya que las modificaciones que hacen son a microorganismo internas.
Estos se pueden consumir en principio según nos parezca y no tienen a priori ningún efecto negativo en la salud.
La idea de consumir estos probióticos es mejorar la microbiota intestinal ya que aquí ocurren y se regulan muchas funciones del cuerpo humano.
Una vez dicho esto, se deja claro entonces que los antibióticos son los encargados de acabar con una infección en el organismo y los probióticos son los encargados de contribuir con la mejora de la microbiota intestinal y por ende contribuir a mejoras en la salud.
Probióticos y antibióticos en niños
Aunque en la actualidad existen opiniones divididas con respecto a los reales beneficios del consumo de los probióticos, existen algunos estudios que indican que son bastante efectivos cuando son usados en niños.
Este beneficio que ofrecen en los niños puede dar como resultado o traducirse a reducir de manera significativa el uso de antibióticos.
Incluso los estudios arrojan que los bebes y niños que consumen probióticos como suplemento diario, pueden tener hasta un 29 % menos de probabilidades de necesitar antibióticos.
Y si estos suplementos son los de mejor calidad el porcentaje anterior aumenta hasta a un 53%, lo que quiere decir que los niños que son alimentados regularmente con probióticos tienen una menor probabilidad de sufrir de una enfermedad de tipo respiratorio o gastrointestinal.
En estos caso el pediatra debe valorar en que pacientes está indicado el uso de los probióticos, ya que nos todas los niños desarrollan diarrea por el consumo de antibióticos.
Por lo que la valoración individual de los factores de riesgo de cada paciente debe dar la clave al pediatra para poder indicar la toma del probióticos o no.
Lo que no debe hacer el especialista de la salud es indicar probióticos que no esté comprobado que sean eficaces en la prevención de la diarrea.
Probióticos y antibióticos juntos
Los antibióticos son indispensables para la sanidad en la edad moderna, sin embargo, estos también tienen una serie de efectos secundarios ya que eliminan también las bacterias buenas.
Uno de los efectos secundarios más comunes al usar antibióticos es la diarrea, que dependiendo de la edad el individuo pueden ser graves.
Aunque del uso de antibióticos y probióticos juntos existen opiniones divididas, si existen médicos que recetan ambos al mismo tiempo.
Poniendo sin embargo usos a horarios distintos, ya que consideran que tomar los probióticos con antibióticos ayuda a prevenir los efectos secundarios desagradables al mismo tiempo que se lucha con la infección.
Lo más recomendable siempre es consultar al médico antes de comenzar cualquier tratamiento, bien sea de antibióticos (en este caso es obligatorio hacerlo ya que el no hacerlo puede traer consecuencias graves para la salud) o probióticos.
Ellos son los que te recomendaran las cepas probióticos adecuadas según sea el caso, por ejemplo en el tracto digestivo se encuentran en mayoría y como bacterias buenas las pertenecientes a la cepa Lactobacilos acidophilus o Bifidobacterium bifidum.
Por lo que generalmente el probiótico que indique el especialista de la salud debe contener estas cepas, para lograr reforzar así el sistema inmunológico, ayudar a la digestión y luchar contra el crecimiento de bacterias patógenas y hongos.
Cabe destacar que este es un artículo de carácter informativo y que no suple las indicaciones de un especialista de la salud.
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